Buscar trabajo se ha tornado en una actividad más complicada que de costumbre, pues además de tratar de conseguir la labor adecuada al perfil y necesidades, quienes se encuentran desempleados tienen que sortear a hackers que desean quitarles sus sueños, datos y el poco o mucho dinero que tienen.

De acuerdo con testimonios que he escuchado recientemente, Facebook y WhatsApp son las redes sociales más utilizadas por buscadores de empleo y empresas, pero también por hackers.

Recientemente escuché el testimonio de un amigo, quien en su desesperación por encontrar un nuevo empleo comentó que aplicó en varias ofertas laborales que vio en Facebook.

Tras esto fue contactado vía WhatsApp por una supuesta empresa comercial alemana llamada Otto, la cual le fue presentada como: “Fundado en Hamburgo, Alemania, en 1949, el Grupo OTTO se ha convertido en un grupo minorista y de servicios activo a nivel mundial con aproximadamente 50.000 empleados y operaciones en más de 30 países de Europa, América del Norte y del Sur, y Asia. Sus actividades comerciales se dividen en tres segmentos principales: comercio minorista multicanal, servicios financieros y multiservicios relacionados con el comercio minorista. OTTO Group ofrece productos y servicios diferenciados a diferentes grupos de clientes objetivo en regiones económicas relevantes de todo el mundo”.

El trabajo era aparentemente muy fácil, sólo tenía que seguir las instrucciones de un supuesto asesor o intermediario para dar puntajes a empresas que participan dentro de Otto.

Una vez que el asesor le dio las instrucciones para ingresar al sistema, le pidió que primero realizara el puntaje de las empresas que le tocaban a él a manera de entrenamiento y luego hiciera la misma actividad con las empresas asignadas al nuevo empleado.

El trabajo consistía en completar la tarea de dar un puntaje (previamente establecido por el sistema) a 38 comercios que le fueron asignados aleatoriamente, tras lo cual recibiría el 1 por ciento en comisiones.

Me comentó que nunca logró entender cómo se establecían estas comisiones porque todo se manejaba en criptomonedas, ya que el asesor le explicó que si el precio del producto es de 1000 USDT ganaría 10 USDT, al completar la tarea de los 38 comercios asignados.

Al terminar la actividad del asesor, por estar vinculadas las cuentas, éste le pasaba cierta cantidad de comisiones ganadas, para que tuviera un “colchón” y aparente ganancia.

El primer día fue prácticamente para aprender y conocer el sistema, de hecho, comenta que no obtuvo ganancias, pues las comisiones que generó fueron muy bajas.

En el segundo día todo iba bien hasta que el sistema lo alertó de no tenía “saldo suficiente” para dar el puntaje al comercio, el asesor le comentó que tenía un “pedido afortunado”, pero necesitaría bajar una aplicación en su celular para comprar criptomonedas y completar el puntaje solicitado por el comercio.

Le pidió comprar 59 USDT, equivalentes a mil 300 pesos, con la promesa de que con eso ganaría 4 mil 800 pesos

Comenta que con mucho temor invirtió lo solicitado y entró en el mundo de la compra y venta de criptomonedas, lo cual describió como “sumamente complicado”, pero con la ayuda del asesor logró realizar la transacción con éxito, al enviar estas criptomonedas al “servicio al cliente”, dentro del sistema donde trabajaba.

Al finalizar su tarea del día, el asesor le recomendó dejar una parte de su ganancia en el sistema para la tarea del día siguiente, tras lo cual se metió en la odisea de cambiar criptomonedas a pesos mexicanos, con lo cual obtuvo ese día una ganancia de 2 mil pesos y la recuperación de los mil 300 invertidos.

En su tercer día de trabajo volvió a toparse con un “pedido afortunado” que le requirió una inversión de 6 mil 600 pesos con la promesa de ganar 14 mil 700 pesos, y a pesar de tener poco ahorrado, decidió invertirlo.

Sin embargo, casi inmediatamente volvió a salir otro “pedido afortunado” por el cual ahora requería 24 mil pesos de inversión para ganar 51 mil 200 pesos, comenta que con la ilusión de ganar pidió prestado para completar lo solicitado, tras esto su cuenta bancaria quedó prácticamente vacía.

Siguió ese día con su labor con la esperanza de terminar para cobrar las ganancias prometidas, pero justo en el último puntaje por realizar le salió otro “pedido afortunado” que ahora le requería una inversión de 69 mil pesos con la promesa de ganar 168 mil 300 pesos, tras lo cual fue imposible concluir su labor, pues no contaba con esa cantidad, ni tampoco quería pedirla prestada.

Tras consultar a un familiar sobre su situación, éste realizó una búsqueda en internet y descubrió artículos que hablaban de que esta empresa es una estafa, por lo que le recomendó dejar la situación como estaba y aceptar perder lo invertido antes que continuar.

El jueves 26 de septiembre, el periódico El Norte publicó la nota “Estafan con falsas ofertas de empleo”, en la Sección Negocios, donde describe cómo los hackers engañan a los buscadores de empleo con “salarios atractivos, trabajos sencillos desde casa y operaciones virtuales”.

La nota describe que empresas de ciberseguridad han descubierto que las personas estafadas han sufrido el robo de datos personales, de información financiera y les ha pedido cierta cantidad de dinero para asegurar una entrevista laboral.

Ante situaciones como las aquí descritas, hay que prender las alertas cuando un trabajo fácil promete grandes ganancias, cuando pide dinero a cambio de beneficios y cuando te enredan en situaciones complicadas difíciles de comprender.

Además de ser dolorosa, una experiencia como ésta deja al buscador de empleo desempleado y desfalcado.

 

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